Uno de los aspectos menos estudiados de la Guerra de Independencia en México es su condición de guerra religiosa, afirmó Carlos Barreto Zamudio, rector de El Colegio de Morelos, al presentar la conferencia “Gavillas de ladrones religioneros: La crisis del conflicto religioso en la región de Morelos, 1856-1861”,en la Capilla abierta de la Catedral de Cuernavaca, este miércoles 22 de octubre.
Durante la charla, enmarcada en la actividad denominada “Semana de la Iglesia Diocesana. El conflicto religioso de Morelos”, Barreto Zamudio agregó que dicho carácter se muestra en el hecho de que los principales líderes de la insurgencia tanto a nivel nacional como a nivel regional son sacerdotes, como en el caso de Miguel Hidalgo, José María Morelos y Mariano Matamoros, por citar algunos de los más conocidos.
Agregó que otros sacerdotes y figuras religiosas, conectaron también con sus feligresías y las llevaron a la insurrección en lugares como Hueyapan, Cuautla, Tlayacapan, Jantetelco, entre otros municipios.
Recordó que, en las fechas referidas, la sociedad morelense es independiente y que si bien ha salido del mundo virreinal, aún persiste en un fuerte arraigo del catolicismo como religión única en la práctica, y ello explica por qué la vida social de las comunidades para este momento está profundamente organizada en torno a las parroquias.
Su conferencia se limitó temporalmente al período que abarca desde un año antes a lo que fue la Guerra de Reforma a la etapa inmediatamente posterior; y recordó, sin embargo, que ya desde 1834, el Plan de Cuernavaca, promulgado por Valentín Gómez Farías, trajo consigo un descontento popular que pasó de ser local a regional, y de ahí alcanzó carácter nacional.
El historiador desarrolló un recorrido histórico en el período propuesto, en el entendido de que las sociedades son altamente complejas y que desde entonces Cuernavaca tenía una gran importancia estratégica, y enfrentaba ya conflictos agrarios, raciales, y otros semejantes, que prefiguraron las condiciones del pasado siglo XX.
